MI ABUELO TENIA RAZÓN

El ritual de la comida

Sentarse a comer con mi abuelo materno en la gran mesa de su casa en Armenia, Quindío era todo un ritual para el cual él se preparaba siempre; sentándose a la cabecera de la mesa impecable con pantalón, camisa y cargaderas. La mesa tenia en total 12 puestos , pues como se acostumbraba en las familias paisas la nuestra era muy numerosa. Todos los nietos presentes debíamos lavarnos las manos antes de sentarnos y permanecer con la espalda bien derecha; no se podía hablar, masticar con la boca abierta, mucho menos discutir o hablar de dinero o política. No había televisor frente a la mesa, debíamos concentrarnos y comer de todo, pues él no aceptaba cuentos o disculpas… que a Juliana, Felipe o Mateo no le gustaba comer tal o cual comida…

Al final de la comida nos daban siempre un postre casero y mi abuelo se quedaba sentado un rato mirando sin afán a través de la ventana la calle, mientras leía el periódico de la época. No nos podíamos acostar después de comer y mucho menos jugar, pues según el abuelo la comida había que reposarla para que no nos cayera mal. Siempre estaba pendiente de nosotros corrigiendonos. 

Que diferente la forma de comer hoy en día

En menos de 10 minutos, en el puesto de trabajo, en la oficina, de pie en las esquinas, a las carreras, caminando, hablando por celular, chateando … literalmente corriendo. 

La digestión adecuada empieza desde la forma como nos sentamos a la mesa, en las reglas de antaño, allá en las cosas que aprendimos cuando eramos niños.

Ahora entiendo que mi abuelo tenía toda la razón.

Mi abuelo tenia razón
Familia Correa Uribe
Compartir: