Empieza por el principio.
Cuando vayas a cita con el gastroenterólogo dile lo que sientes de la forma más simple y sencilla que puedas. No le digas diagnósticos, no trates de utilizar términos médicos para explicarle tus síntomas, no te enredes.
Háblale como le hablarías a un amigo.
Cuéntale en tus palabras lo que te sucede, es posible que lo que creías que era gastritis resulte siendo un reflujo u otra cosa.
Y créeme, eso que te da pena o te incomoda contarle es justo lo que el gastroenterólogo necesita que le compartas para poder ayudarte y está acostumbrado a escuchar.